Siempre en positivo

Buenas! Qué tal lleváis la vuelta a la rutina?

En mi caso está costando un poco más de lo esperado, pero todo tiene un porqué (una causa, que no una excusa) y por supuesto un para qué (un objetivo, que no un fin)

Parece lo mismo pero no lo es.

Estamos de obra en la cocina de casa, con lo que nuestra rutina no puede volver a ser la misma, será parecida, pero no igual. Cocinamos? Sí claro, pero de otro modo. He agudizado el ingenio y me invento nuevas formas de cocinar, ya que si quiero usar la sartén y la vitro, hay que montarla ya que la cocina está vacía, y cuando digo vacía es vacía, ni suelo ni paredes ni techo, nada. Así que vuelvo a usar la thermomix más incluso que cuando me pedía vacaciones en Murcia cuando estaba en modo intensivo con purés para bebé.

Así que ahora comemos casi todo al vapor, el cocido sigue haciéndose al fuego, para él monto lo que haya que montar, pero hemos hecho al vapor las fajitas, huevos revueltos, pescado con verduritas, pollo con patatas y hasta un rollo de ternera relleno!

No es que busque el lado bueno de la obra, es que lo tiene, a pesar de vivir con cajas, buscando en cuál estará el cazo, o en cual el trapo, ahora comemos más sano y eso siempre es positivo.

Además es que no lo digo yo, es que hasta los niños dicen que está todo riquísimo de esta forma, así que por qué volver al frito? Va a ser que la freidora no va a estar en la nueva cocina, va a tener que abandonar el barco.

El porqué ya lo tenéis, ¿el para qué? Para tener hábitos más saludables, mejorar nuestra forma de alimentarnos, y si el cambio empieza con el primer paso, ¿puede ser este y ya hemos empezado el proceso?

Sigamos andando, hacia delante, ¿cual será el segundo paso?

El efecto Pigmalión

Buenas a todos, cómo van las Fiestas? Se nota ya el efecto de las comilonas infinitas? Estáis de vacaciones o sois de los que como a mi el final de año les viene un poco achuchado de trabajo y no os permitís «el descanso» estos días?

Como os dije en uno de los últimos post que he publicado, en el Seminario VIVIR SIN JEFE de Sergio Fernández y el Instituto Pensamiento Positivo, nos regalaron un pen drive con una recopilación de todos sus programas de radio y podcast, y yo lo llevo puesto en el coche para ir escuchándolo de camino al trabajo, a la vuelta pongo música que ya estoy menos receptiva y simplemente la oigo.

Pues bien, el otro día escuchaba uno de los programas y me llamó la atención el tema que trataban, el efecto Pigmalión, y me dicté una nota al móvil para que no se me olvidara consultar más info sobre ese tema, ya que no sabía en qué consistía.

El efecto Pigmalión está basado en la leyenda del Rey Pigmalión, según la cual Afrodita concedió el deseo del Rey Escultor, de convertir en humana a su obra más perfecta, de la que el Rey se enamoró antes incluso de cobrar vida, que trasladado a nuestra vida se llama así al poder de convertir en real lo que se desea, sólo por el cambio que generan nuestras expectativas depositadas en alguien.

Es algo así como el efecto placebo de un medicamento pero aplicado a las personas, si un «medicamento falso» es capaz de curarte porque crees que es real y acaba cumpliendo las expectativas que tenías al tomarlo, porqué no va a cambiar la actitud por ejemplo de una persona si crees verdaderamente en ello y si creamos esa expectativa de cambio en él? Lo va a conseguir una pastilla de azúcar y tú con todas tus capacidades no?

Hay varios ensayos y estudios sobre el tema, en educación, empresa, familia o deportes. Os dejo un link para que leáis más sobre el tema y si os parece comentamos en redes vuestra opinión.

Un ejemplo de los que ponen en la web que os he dado, y que más me ha hecho pensar es este:

“mi hijo fulanito es muy bueno, serio, responsable,etc.; en cambio mi otro hijo menganito es un vago,travieso,…”.  Inconscientemente estaremos creando unas expectativas para cada hijo que sin duda alguna se reproducirán en el futuro y por desgracia confirmarán nuestras predicciones.

No os parece hasta un poco cruel que lo que decimos repetidamente, se acabe cumpliendo y tengamos tanto poder? Creo que vamos a tener que pensar más lo que decimos y cómo lo decimos, no sea que venga Afrodita y cumpla nuestros deseos, que como dicen en ese anuncio de un sorteo especial de estas fechas, Cuidado que toca

Ah y no me olvido de desearos un

FELIZ AÑO 2018

¿Por qué o para qué?

Buenas! Ya estoy aquí con otra de mis últimas rayadas reflexiones. Esta vez es por algo que oí hace unas semanas, y no sólo una vez, sino que hubo varias ocasiones con personas diferentes y entornos distintos y la misma conclusión:

No te preguntes por qué haces las cosas, sino para qué

El motivo básicamente es que el porqué invita a pensar en el pasado, en la causa que motiva la pregunta, y el para qué te lleva al futuro, al objetivo que provoca que te hagas la pregunta.

El por qué pasa la pregunta a la causa, ¿por qué trabajo en esto? Porque estudié tal carrera, por ejemplo. El para qué traslada la pregunta al fin al que te lleva la respuesta, ¿para qué trabajo en esto? Para dar tal servicio a los que lo requieren

Sin embargo, la gran mayoría de las veces preguntamos y nos preguntamos por qué, cuando realmente lo que buscamos encontrar en la respuesta es un objetivo, una meta, un fin.

Y si por no plantear bien la pregunta no estamos obteniendo la respuesta que buscamos, y si probamos a replanteárnosla.

¿Qué os parece? ¿Probamos?

Querer es poder

Durante el último fin de semana de octubre acudí, junto a mi hermana, a uno de los seminarios que imparte Sergio Fernández, director del Instituto Pensamiento Positivo en Madrid. Él es una persona de éxito, un emprendedor de los que se han hecho a sí mismos, se han formado en mil sitios y han escuchado y aprendido de personas expertas en cada uno de sus ámbitos. Es de esas personas que predican con el ejemplo, de los que no imponen métodos infalibles, sino de los que exponen su experiencia, su proceso de selección y de aprendizaje para que tú lo pruebes y decidas si, como a él, te funciona y da resultados o debes seguir buscando tu propio método.

Pues bien, entre todas las cosas que nos dejó para estudiar, experimentar y poner en práctica, había un pen drive con todos sus programas de radio, podcast y conferencias grabadas para poder llevarlo siempre encima y escucharlo cada vez que quieras. Yo lo llevo en el coche y fruto de esa escucha activa, más que estudiar o aprender de forma directa, te hace pensar, reflexionar y darle un poco de actividad al coco, que a veces lo tenemos un tanto atrofiado por abandono y dejadez.

Una de las primeras cosas sobre las que me hizo pensar, fue el hecho de que por pequeño que seas o te veas, tienes el poder de provocar grandes cambios a tu alrededor. Había oído esto mil veces, unas ligado al tema del reciclaje (de qué sirve que yo recicle si en mi edificio nadie más lo hace?), a una denuncia social o a cien situaciones vividas a diario.

No fue el tema de la entrevista que escuché ese día, sino el ejemplo que puso en su exposición, el que me hizo ver el potencial que tenemos cada uno de nosotros, os lo dejo aquí y si queréis aportar comentarios os lo agradezco, ya que un simple ejemplo ya veis que puede ser el click que nos haga tomar conciencia de un gran poder.

Qué no podrás conseguir tú, como persona con poder de decisión, si un simple y pequeñísimo mosquito, es capaz de tenerte en vela toda la noche, sin ni siquiera proponérselo, con sólo volar de un lado a otro de tu habitación.

Gracias por pasaros por aquí.